Ayer, pasándole un trapo más o menos concienzudamente al coche, me di cuenta de que las gomas que rodean la luna delantera no estaban encajadas. Como superpuesta hay otra goma más ancha que viene del marco de las puertas, no me había percatado hasta ahora; pero separando esta última, descubrí que tanto la del lado derecho como la del lado izquierdo no estaban en su sitio.
No entraba agua ni había ruidos raros ni más porquería de la habitual (es alucinante la cantidad de roña que se acumula bajo las gomas), pero no estaba en su sitio y debería de llevar así bastante tiempo porque ya se había deformado y me costó un poquito encajarlas de nuevo en torno al canto del parabrisas. No es difícil ni tiene pegas de ningún tipo, pero lo cierto es que ahora están en su sitio y antes no, aunque visualmente -insisto- es difícil distinguir una goma de la otra si uno no se pone a ello.
La verdad, no sé muy bien para qué sirve esa goma, porque me da que debía de llevar así desde su primer año de vida. Pero bueno, mejor que esté en su sitio, ya puestos...
Marcadores